sábado, 20 de agosto de 2016

Ahora por decisión firmada los funcionarios públicos del Quindío serán buenos y morales

Ahora por decisión firmada los funcionarios públicos del Quindío serán buenos y morales










                                                                                                                                           Los encargados de apoyar  la administración departamental no pueden, para ser moralmente buenos, que comprometerse con su firma en un pergamino gigantesco, en tamaño e ingenuidad así como de espaldas a la filosofía moral.

En el artículo 4º del Catecismo del Vaticano www.vatican.va/archive/catechism_sp/p3s1c1a4_sp.html refiriéndose a que la libertad hace del hombre un sujeto moral se dice: ... La intención es un movimiento de la voluntad hacia un fin; y puede corromper la acción, aunque su objeto sea de suyo bueno (como orar y ayunar para ser visto por los hombres). ...  La libertad hace del hombre un sujeto moral. Cuando actúa de manera deliberada, el hombre es, por así decirlo, el padre de sus actos. Los actos humanos libremente realizados tras un juicio de conciencia, son calificables moralmente  buenos.” Y la filosofía dice que se es moralmente bueno cuando se hacen actos morales, en libertad, no coaccionado porque el moral por obligación es esclavo y no por hacer en obediencia actos buenos es moralmente bueno.

La pantomima del compromiso de ser moralmente buenos, que tuvieron que firmar los  funcionarios de la gobernación, acción  que se elevó a boletín, aparenta ser como los actos de clausura de la escuelita de doña Rita: Pueril e infantil. Los vestigios de cura del exclérigo del corregimiento de La Virginia, le deben pregonar, en su interior, que “No podemos decir que el agua es buena cuando nos quita la sed y mala cuando inunda, sino que nos beneficia o nos perjudica; el agua no puede actuar de un modo diferente al modo en que lo hace en cada caso concreto así que no es mala ni buena.

La imposibilidad de elegir modos de actuación diferentes hace imposible calificar a los objetos desde el punto de vista moral. Sin embargo, sabemos que los seres humanos somos capaces de actuar de muchas formas ante cada situación y que, por eso, nuestros actos son calificables moralmente. Para que un acto humano pueda ser calificado como bueno moralmente es necesario tener conocimiento de los elementos que integran a este: objeto, intención y circunstancias; así para que un acto sea moralmente bueno es necesario que su objeto, intención y circunstancias lo sean también buenos y que quien lo ejecuta sea LIBRE PARA HACERLO O DEJAR DE HACERLO.
Entonces da risa los  pactos firmados y publicados que obligan a funcionarios de la gobernación a ser moralmente buenos y lo peor  es que ese pacto obra a espaldas de la doctrina filosófica que habla del bien y del mal y que, con seguridad, sabe de memoria el gobernador del Quindío.




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