viernes, 18 de marzo de 2011

CURSILERÍAS DE UNA SIMPLONA

La vida de periodista ocupa cuarenta años de mi existencia . En mi profesión vi situaciones, oí declaraciones, comprobé maldades que me hacían pensar que ya nada podría sorprenderme, pese a que creo que la capacidad de asombro, más que la risa es lo que hace ser humano al homo videns de ahora.
Pero la carta de la alcaldesa de Armenia, o mejor su melosa despedida, despertó en mi verguenza ajena. Denota , otra véz, su escaso pertrecho intelectual. ¡Que cantidad de frases trilladas! Parece el discurso de despedida de una insulsa reina de belleza. Tiene más contenido el "¡Oh gloria inmarcesible, oh júbilo inmortal!...
Frente a una ciudad que padece contracciones de parturienta,  no en un parto sino en un aborto, pronunciarse mediante frases irrelevantes como " la gratitud es la memoria del corazón" es demostrar el porqué de la mala administración que padeció Armenia desde el 1o de enero del 2008. Aunque sólo fuese al final y por orgullo personal, la carta de la señora Ana María Arango debio ser un balance de trabajo. Pero como los balances son la prueba de las realizaciones es claro que ella no haya podido hacerlo y hubiese tenido que recurrir a textos estilo Corín Tellado. Me gustaría saber cual fue  el asesor rosa que pergeñó la carta porque estoy segura que quien intentó despedirse con nostalgia no maneja la literatura como para hacer un texto contundente.
Que pesar del pasado reciente de Armenia. Nos merecemos un mejor futuro. Parodiando  el nombre de una   obra de teatro: Todos estamos a la espera de un alcalde... que ejerza  tal como su nombre lo indica.
 

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