Corta reseña de vida
(Samaria Márquez Jaramillo)
Desde pequeña quise ser
escritora profesional. Tuve que aplazar mi vocación y escribir "de
oído": Me cuesta esfuerzos mantener una continuidad creativa porque
¿entonces a qué horas veo a los que quiero y disfruto el brillo de las miradas
de ellos, que son la música, la letra y la orquesta ejecutora de la canción de
mi vida? Sin embargo, con cierta sorpresa por los buenos resultados, reconozco
que conseguí una posición en la literatura, más allá de los linderos de mi
parroquia, además de que, por supuesto, en el cajón rotulado como posibilidades
permanecen un buen montón de cuentos, dos novelas pendientes de publicación y
relatos, ¡montón que no deja de crecer!, así como cuatro ejemplares de
respectivas novelas publicadas.
Tengo recuerdos dolorosos
que no se dejan derrotar por mis intentos de olvido… ¡Cuidado! Así que va de
derecha a izquierda la hoja que carga con las confidencias. Todo lo que puedo
agregar de mí resultaría ser como una confesión de fe: Creo en Dios, en mis
semejantes, en mis dos hijos, en mi nieto, en mi esposo, en mi familia, a la
que amo, en el futuro, en la humanidad, en la vida, en mi país (no importa las
circunstancias por las que ahora atraviesa) y sé que más tarde o más temprano
encontraré el camino que me sacará del desconcierto actual: Necesito creer. He
vivido. He buscado, sufrido, creído, dudado y he ¡amado!
Las peripecias de mis días
hicieron de motor propulsor a mi transgresión de los cánones y acudo a la
narración en primera persona porque no es lo mismo decir que se sabe o se vio,
que afirmar que se sintió y sufrió. En cuanto a experiencias, mi oficio me
enseñó que escribir es tener el valor de habitar otro mundo e internarse en la
contingencia de vivir como un personaje de novela.
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