¿Qué haré con mi voto?
Samaria Márquez Jaramillo
Podría afirmar, sin temor a equivocarme, que en esta región
llamada del Eje Cafetero, y que algunos
(me cuento en este grupo) le dicen “Quindío, corazón mío”, la corrupción existe
mucho antes de que llegara a ser departamento, pero ocurre que como mal de
muchos consuelo de tontos, acá se piensa que en la administración nacional son
mayores las sumas birladas de los recursos públicos. Esas cantidades,
escandalosas, ya no conmocionan a la opinión pública. Por ejemplo el Cartel de
la Toga, Odebrecht, Salucopp, Agro
Ingreso Seguro, la Yidispolítica, el Proceso 8.000, Puertos de Colombia,
parecen historias folclóricas inocuas. Consecuentemente el cáncer quindiano no asombra
a quienes de una manera u otra lo padecemos. ¡A nadie importa la
institucionalidad pervertida y la gobernabilidad extinguida!
Nací, políticamente,
bajo el trapito rojo o bandera del liberalismo. Eran unas épocas de violencia
en La Tebaida y era una familia por
tradición liberal. Ahora, frente a la vergüenza
que afrenta a sus seguidores y
mancilla al liberalismo ¿para dónde nos
iremos los que siempre hemos depositado el voto por obediencia?
La vida es un proceso de cambio. Sólo los ignorantes no
modifican sus apreciaciones. Reconozco que la gloria liberal, en el Quindío, es
historia vuelta pesadilla y puede
utilizarse en cuentos infantiles, con moraleja.
Duele reconocer que los que fueron baluartes liberales políticos, en este departamento son ejemplos
para no seguir. Agrupémonos bajo ideales más acordes con lo actual . La organización, el actuar bien, es el arma de los débiles contra el poder de
los fuertes, pero en esta orfandad ideológica ¿qué voy a hacer con mi voto?
Parodiando la canción: Desengaños no más yo no quiero. No pienso volver
a creer. El ex clérigo me dejó escarmentada.
La volatilidad de los electores afecta igualmente a los políticos y a sus grupos. Porque los electores
reaccionamos con mea culpa , los elegidos se ven cada vez menos
obligados a cumplir compromisos
ideológicos. Ese incumplimiento hace arrepentir al elector y crea ciudadanos
que no tienen ni idea de lo que decidirán en las urnas.
¿Cómo será el próximo
paisaje electoral, después de la actual crisis política? Indudablemente
se auto exterminaron los gamonales. Entonces, la crisis electoral solo se superará cuando haya un mejor
partido. Es la oportunidad y el momento para crearlo, implementar su filosofía,
encajar su comportamiento en la realidad circunstancial. La experiencia
enseña (lease Frente Nacional) que todavía peor que un sistema político con
malas huestes es un sistema sin ellas.
Digo lo anterior como
una invitación a explorar las posibilidades: Las expectativas suscitadas por
las redes sociales, la próxima
realización de elecciones municipales y departamentales y la urgente renovación
de los movimientos sociales. Es el tiempo de salir del
Estado obsoleto, quizá fascista,
e implementar la República
Democrática.
Las nuevas organizaciones políticas surgirán porque
el impulso de inmediatez y horizontalidad de las redes sociales tendrán unos resultados acordes con las expectativas que suscitaron. Es cierto
que la Red confiere capacidad de incluir a todos instantáneamente, pues
aproxima aquello que se percibía lejano,
sin necesidad de mediación organizativa ni alto costo de campaña, como le sucederá
a los grupos políticos tradicionales.
Ojo, para tener en
cuenta: “Los grupos políticos se dedican a recoger votos y los movimientos
sociales a modificar las reglas de ese
acopio, exterminando la mezcla fatal de
fórmulas mágicas, propuestas populistas y lugares comunes”.
El electorado ya empezó a demostrar aversión
hacia las connotaciones oligárquicas de los preferidos por el llamado voto de opinión y hay que
presentarle un nuevo “menú”, sin que
este sea como una pintura
donde la vida democrática aparece
apoltronada unos escalones más
arriba del esquema populista de un pueblo-víctima y opuesto a esta
representación pictórica , mirando desde lejos aparece como fondo del
cuadro el vulgo institucional corrupto y
desacreditado. Por supuesto que hay que bajarle al tono rosa de esa
representación; otra cosa son los
ideales políticos, que en su concepción
ideológica deben ser hijos del ahora. Es
evidente que los actuales imaginarios
están muy lejos de cumplir satisfactoriamente tales expectativas:Tras la crisis
partidista estamos en la encrucijada,
disyuntiva la llamo, de dibujar con mejores finalidades los nuevos interesados en las mayorías
electorales o ingresar en un espacio
indefinido cuyo perímetro será ocupado
por tecnócratas y/o populistas, que sería todavía peor…
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