En Brasil los denunciantes
saldrán denunciados
Samaria Márquez Jaramillo
Sale a la luz
pública el complot para destituir a la presidenta Vilma Rousseff y envolatar
las investigaciones contra directivos de Petrobras.
El príncipe
Giuseppe de Lampedusa, autor de la novela El gato Pardo, que es un compendio de
cinismo, con una frase señala cómo, para usarlo en beneficio del que se hace
aparecer como víctima, se sataniza a
quien pudiera hacer condenar a la supuesta víctima que, en realidad es un
delincuente. La frase dice: Hay que
cambiarlo todo para que todo siga igual.
La satanización es
la técnica de desinformación o
alteración de hechos y descripciones que consiste en presentar a entidades
políticas, étnicas, culturales o religiosas, como fundamentalmente malas y
nocivas, como sistema para justificar un
trato político, militar, social o cubrir con cortinas de humo un acontecimiento
para poder manipularlo y así acabar con quien intentaba delatar o hacer
justicia ante un delito. Se trata de la acción de voltear, mediante
argumentaciones ideológicas, una inminente condena y, en cambio, hacer que se
condene al que sería el encargado de entregar las pruebas reales. Este es el
sistema para hacer condenar de
incorrecto lo que está en contra de lo que sí es delictivo.
EN Brasil, la
diabólica trama empezó cuando los culpables presintieron que Vilma Rousseff
tenía los hilos que llevarían a la Justicia por buen camino en el caso
Petrobras que, para lavar dinero, las directivas de esa entidad petrolera,
insignia de la economía brasileña, se asociaron con empresas y contratistas,
pagaron sobreprecios y desviaron fondos mediante el montaje de un sistema para
amañar las licitaciones y poder enviar al exterior unos 4 mil millones de
dólares, durante 10 años.
Después de un
debate que duró toda la noche del miércoles 11 de mayo, el Senado de Brasil votó
el jueves en la madrugada suspender a la Presidenta Dilma Rousseff y comenzar
un juicio político en su contra. La votación fue de 55 contra 22. Los senadores
aceptaron los cargos contra Rousseff que la acusaban de usar préstamos de los
bancos estatales para ocultar los déficits en su presupuesto. Algunos críticos
aseguran que esta maniobra presupuestaria se realizó para asegurar su
reelección hace dos años.
“Ya no podíamos
ignorar estos delitos y por eso votamos a favor de la acusación”, dijo Álvaro Días,
un senador del Partido Verde. “Después de haber sido asaltados por la
incompetencia y la maldad, los brasileños esperan que haya un castigo”.
Tras la separación
del cargo de presidenta, y mientras transcurren los 6 meses que debe durar el
juicio político, ocupará la presidencia del Brasil el Vicepresidente Michel
Temer, quien ahora está bajo una enorme presión.
Rousseff, la
primera mujer en ocupar la presidencia de Brasil, califica este proceso como un
golpe de Estado y rechazó las peticiones de dimisión. Además prometió continuar
su lucha para mantenerse al frente de su país.
La credibilidad del
nuevo Gobierno en Brasil se derrumbó en 75 minutos, tiempo que gastó el Ministro de Planeación
del nuevo gobierno, Romero Jucá, la mano
derecha del presidente interino, Michel Temer, para contarle en una grabación
que estaba intervenida y que fue grabada, al ex presidente de la petrolera
Transpetro, Sergio Machado, como utilizaría su cargo en el nuevo Gobierno para
bloquear las investigaciones sobre el escándalo en Petrobras.
“Tenemos que
resolver esa mierda. Hay que cambiar el Gobierno para estancar la sangría”,
resumía el por entonces senador del Partido del Movimiento Democrático de
Brasil (PMDB) en la grabación que desde el mes de marzo descansa en manos de la
Fiscalía General de la República. Investigado por la Policía Federal, el
entonces senador y ahora ministro de Planeación, sabía que únicamente la caída de la
presidenta Dilma Rousseff podría detener las investigaciones en su contra:
"Tiene que haber impeachment, no tenemos otra salida”. Las frases de Jucá
explicaban, una a una, las maniobras de su partido para llegar al poder y tapar
discretamente el mayor escándalo de corrupción de la historia de Brasil. Su
supervivencia política estaba en juego ya que la mitad de su partido, casi
todos sus aliados en el Congreso y él mismo estaban siendo investigados.
“Conversé con
algunos jueces del Supremo. Dicen que solo habrá condiciones si ella sale
(Rousseff). Mientras ella esté ahí la prensa, que quiere tirarla, no va a parar
nunca ¿Entendiste? Hablé con los generales, comandantes militares. Todo está
tranquilo, dicen que nos van a garantizar la tranquilidad", añadió Jucá
"La prensa brasileña
debería reconsiderar su posición y comenzar a hablar de golpe en Brasil",
apuntó en un artículo de 'The Intercept' el ganador del premio Pulitzer, Glenn
Greenwald. “No hay dudas al respecto. El
propósito principal del impeachment de Dilma no era acabar con la corrupción o
castigar a los corruptos sino justamente lo contrario: proteger a los
verdaderos corruptos dándoles poder con la salida de Dilma y, después, permitir
que acabasen con las investigaciones de la Lava Jato”, (lava autos, nombre de la
trama de Petrobras) sentenció.
En tan solo 10 días
de Gobierno interino, la credibilidad de Temer parece agotada. Temer emitió un
comunicado que ratificaba la suspensión del ministro hasta que la justicia
brasileña se pronuncie.
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