martes, 24 de mayo de 2016

En Brasil los  denunciantes saldrán denunciados
Samaria Márquez Jaramillo


Sale a la luz pública el complot para destituir a la presidenta Vilma Rousseff y envolatar las investigaciones contra directivos de Petrobras.

El príncipe Giuseppe de Lampedusa, autor de la novela El gato Pardo, que es un compendio de cinismo, con una frase señala cómo, para usarlo en beneficio del que se hace aparecer como víctima, se sataniza  a quien pudiera hacer condenar a la supuesta víctima que, en realidad es un delincuente. La frase dice: Hay que cambiarlo todo para que todo siga igual.

La satanización es la técnica  de desinformación o alteración de hechos y descripciones que consiste en presentar a entidades políticas, étnicas, culturales o religiosas, como fundamentalmente malas y nocivas, como sistema para  justificar un trato político, militar, social o cubrir con cortinas de humo un acontecimiento para poder manipularlo y así acabar con quien intentaba delatar o hacer justicia ante un delito. Se trata de la acción de voltear, mediante argumentaciones ideológicas, una inminente condena y, en cambio, hacer que se condene al que sería el encargado de entregar las pruebas reales. Este es el sistema para hacer condenar de  incorrecto lo que está en contra de lo que sí es delictivo.

EN Brasil, la diabólica trama empezó cuando los culpables presintieron que Vilma Rousseff tenía los hilos que llevarían a la Justicia por buen camino en el caso Petrobras que, para lavar dinero, las directivas de esa entidad petrolera, insignia de la economía brasileña, se asociaron con empresas y contratistas, pagaron sobreprecios y desviaron fondos mediante el montaje de un sistema para amañar las licitaciones y poder enviar al exterior unos 4 mil millones de dólares, durante 10 años.

Después de un debate que duró toda la noche del miércoles 11 de mayo, el Senado de Brasil votó el jueves en la madrugada suspender a la Presidenta Dilma Rousseff y comenzar un juicio político en su contra. La votación fue de 55 contra 22. Los senadores aceptaron los cargos contra Rousseff que la acusaban de usar préstamos de los bancos estatales para ocultar los déficits en su presupuesto. Algunos críticos aseguran que esta maniobra presupuestaria se realizó para asegurar su reelección hace dos años.
“Ya no podíamos ignorar estos delitos y por eso votamos a favor de la acusación”, dijo Álvaro Días, un senador del Partido Verde. “Después de haber sido asaltados por la incompetencia y la maldad, los brasileños esperan que haya un castigo”.
Tras la separación del cargo de presidenta, y mientras transcurren los 6 meses que debe durar el juicio político, ocupará la presidencia del Brasil el Vicepresidente Michel Temer, quien ahora está bajo una enorme presión.

Rousseff, la primera mujer en ocupar la presidencia de Brasil, califica este proceso como un golpe de Estado y rechazó las peticiones de dimisión. Además prometió continuar su lucha para mantenerse al frente de su país.
La credibilidad del nuevo Gobierno en Brasil se derrumbó en 75 minutos,  tiempo que gastó el Ministro de Planeación del nuevo gobierno, Romero Jucá,  la mano derecha del presidente interino, Michel Temer, para contarle en una grabación que estaba intervenida y que fue grabada, al ex presidente de la petrolera Transpetro, Sergio Machado, como utilizaría su cargo en el nuevo Gobierno para bloquear las investigaciones sobre el escándalo en Petrobras.

“Tenemos que resolver esa mierda. Hay que cambiar el Gobierno para estancar la sangría”, resumía el por entonces senador del Partido del Movimiento Democrático de Brasil (PMDB) en la grabación que desde el mes de marzo descansa en manos de la Fiscalía General de la República. Investigado por la Policía Federal, el entonces senador y ahora ministro de Planeación,  sabía que únicamente la caída de la presidenta Dilma Rousseff podría detener las investigaciones en su contra: "Tiene que haber impeachment, no tenemos otra salida”. Las frases de Jucá explicaban, una a una, las maniobras de su partido para llegar al poder y tapar discretamente el mayor escándalo de corrupción de la historia de Brasil. Su supervivencia política estaba en juego ya que la mitad de su partido, casi todos sus aliados en el Congreso y él mismo estaban siendo investigados.
“Conversé con algunos jueces del Supremo. Dicen que solo habrá condiciones si ella sale (Rousseff). Mientras ella esté ahí la prensa, que quiere tirarla, no va a parar nunca ¿Entendiste? Hablé con los generales, comandantes militares. Todo está tranquilo, dicen que nos van a garantizar la tranquilidad", añadió Jucá

"La prensa brasileña debería reconsiderar su posición y comenzar a hablar de golpe en Brasil", apuntó en un artículo de 'The Intercept' el ganador del premio Pulitzer, Glenn Greenwald. “No hay dudas  al respecto. El propósito principal del impeachment de Dilma no era acabar con la corrupción o castigar a los corruptos sino justamente lo contrario: proteger a los verdaderos corruptos dándoles poder con la salida de Dilma y, después, permitir que acabasen con las investigaciones de la Lava Jato”, (lava autos, nombre de la trama de Petrobras) sentenció.
En tan solo 10 días de Gobierno interino, la credibilidad de Temer parece agotada. Temer emitió un comunicado que ratificaba la suspensión del ministro hasta que la justicia brasileña se pronuncie.









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