domingo, 8 de mayo de 2016

Teoría del conocimiento
Samaria Márquez Jaramillo
Escribimos cada vez más sobre cada vez menos, hasta llegar a nombrarlo todo sobre nada. Salvador de Madariaga.


Cuando las esperanzas fijan su residencia en el confín del horizonte y uno es miope no le queda más remedio que conformarse, prosaicamente, a vivir sin aspiraciones en un entorno en el que el oxigeno fue reemplazado por gases estomacales o a esforzarse por tener mirada de telescopio. 
Pero si se tiene una mirada de largo alcance es posible  ver claramente no solo lo que se constituye en el territorio donde dejan huellas nuestros pies sino, igualmente, aquello que flota en los sueños depositados en el porvenir.


Escribo bajo presión. Frente a mí, en un ángulo superior izquierdo de la pantalla del computador,  tengo un cartelito que coloqué allí deliberadamente, en el que transcribí una crítica de Salvador de Madariaga: Escribimos cada vez más, sobre cada vez menos, hasta llegar a nombrarlo todo sobre nada… Así que ya advertida debo referirme, valiéndome de contenidos, a la situación que vive el Quindío.

Existe un asfixiante abrazo que ata, simbioticamente, al desempleo con la incultura. Los empleadores se quejan de la mala preparación técnica y cultural de quienes aspiran a cargos y, por su lado, los aspirantes a dejar de engrosar las estadísticas del desempleo, en su afán de solucionar su economía básica, se acomodan a cualquier oferta de trabajo, sin tener, en muchísimos casos, ni venial idea de cuáles son los requisitos y qué debe saberse para desempeñar el empleo ofrecido. Luego llegan los problemas que someten a los empresarios a tomar decisiones tales como dar oportunidad a su nuevo empleado a que aprenda y mientras tanto entregarle, a manera de beca,  el sueldo pactado o salirse del audaz e ignorante que aspiró a un cargo para el que no era el adecuado y empezar a jugar a error corrección.

Cuanto mayor es la ignorancia más agudo es el desempleo; en cuanto más desempleo grande es la pobreza y a considerable pobreza de igual proporción es el uso de los servicios gratuitos de salud…
Rompo el círculo vicioso para hablar de la misión del conocimiento. La época trajo, de la mano de los avances tecnológicos, aportes intelectuales y científicos accesible a la región quindiana y que tienen suficiente fuerza como para ser capaces de desarrollar todo un cambio en el pensamiento, teniendo en cuenta que la adquisición de conocimiento no es un lujo propio del pleno desarrollo sino que es el medio para salir del subdesarrollo.

 Soy hijo del camino, caravana es mi patria y mi vida la más inesperada travesía… Amín Malouf, Premio Príncipe de Asturias en el 2010.
El camino hacia el ‘día después de la erradicación de la ignorancia’ no existe. Hay que construirlo con acciones. Entonces llegará el día después de la iniciación del desarrollo quindiano y no la víspera del fracaso.


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