Finalizaba el siglo XX, transcurría 1997 y una nueva palabra
llegó a mi vocabulario: Ciberespacio, traída a mí desde Suiza. Allí John Perry
Barlow escribió la Declaración de independencia del ciberespacio en la que
exhortaba a los gobiernos a no ejercer soberanía sobre El nuevo hogar de la Mente, patria de la anarquía, y que dice:
“Vengo del Ciberespacio, el
nuevo hogar de la Mente y en nombre del futuro os pido ,gobiernos del mundo, que
nos dejéis en paz. Vosotros, cansados gigantes de carne y acero, no sois
bienvenidos entre nosotros. No ejercéis ninguna soberanía sobre el lugar donde
nos reunimos. No hemos elegido ningún gobierno, ni pretendemos tenerlo. Declaro
el espacio social global, que estamos construyendo, independiente por naturaleza de las tiranías
que estáis buscando imponernos. El Ciberespacio no se halla dentro de vuestras
fronteras. No conocéis nuestra cultura o nuestra ética. Proclamáis que hay
problemas entre nosotros que necesitáis resolver. Usáis esto como una excusa
para invadir nuestros límites. Muchos de estos problemas no existen. Donde haya
verdaderos conflictos, donde haya errores, los identificaremos y resolveremos
por nuestros propios medios. Estamos creando nuestro propio Contrato Social. Esta autoridad se
creara según las condiciones de nuestro mundo, no del vuestro. Nuestro mundo es
diferente. El Ciberespacio está formado por transacciones, relaciones, y
pensamiento en sí mismo, que se extiende como una quieta ola en la telaraña de
nuestras comunicaciones. Nuestro mundo está a la vez en todas partes y en
ninguna parte, pero no está donde viven los cuerpos. Estamos creando un mundo
en el que todos pueden entrar, sin privilegios o prejuicios debidos a la raza,
el poder económico, la fuerza militar, o el lugar de nacimiento. Estamos
creando un mundo donde cualquiera, en cualquier sitio, puede expresar sus
creencias, sin importar lo singulares que sean, sin miedo a ser coaccionado al
silencio o el conformismo. Vuestros conceptos legales sobre propiedad,
expresión, identidad, movimiento y contexto no se aplican a nosotros. Se basan
en la materia”.
Obsesionada por las palabras,
estado que me poseía desde que aprendí a leer, investigué sobre el término
ciberespacio. Supe que ciberespacio, actualmente
habitante de nuestro lenguaje, fue puesta
en circulación por William Gibson y utilizado por primera vez en el cuento de
ese autor, titulado Quemando cromo y popularizado en la novela, de ese mismo autor,
Nigromante, palabra que se refiere a menudo a los objetos e identidades que existen dentro de la
misma red informática mundial y es un título proveniente de la composición de los
términos "neuro" (mental) y "mante" (sujeto o actor de
"mancia", que significa adivinación y por extensión magia, por
ejemplo nigromante, quiromante.
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