domingo, 17 de abril de 2016

EL ARTE DE RELEER A GABO Y MAL ENTENDERLO

El arte de releer a Gabo  y mal entenderlo
Samaria Márquez Jaramillo
  
      


El 17 de abril de 2014 Gabriel José de la Concordia García Márquez, Gabo, hoy hace dos años, se nos fue volando. Mariposas amarillas lo acompañaban. Él no podía explicar porqué volaban a su lado. Había olvidado hasta a Mercedes Barcha la mujer que amó hasta el último minuto de conciencia cognitiva. Después el Alzheimer lo derrotó  y trajo la hojarasca, en la mala hora que encerró en el otoño al patriarca, luego de que él les adjudicara memoria a sus putas tristes para que continuaran escribiendo la crónica de una muerte anunciada…

En su autobiografía Vivir para contarla Gabo dice. “Lo primero que un escritor debe escribir  son sus memorias, cuando todavía se acuerda de todo” Y no lo dijo por predestinación sino porque presentía  que la memoria le escaseaba mientras la mirada se le llenaba de nostalgias y poco a poco, lentamente, en el transcurso de 13 años, a partir de 1999  y a raíz de su enfermedad de cáncer linfático, superado con quimioterapia, que hizo evidente la advertencia que   contiene la frase: “más  dañino el remedio que la enfermedad”, las palabras se le volvieron  ausencias sin sentido . Ya en el 2012 el Alzheimer era irreversible, Gabo tenía 85 años y en una nube gris flotaban sus recuerdos. Gabo escribió 100 años de soledad y vivió 4.680 días encerrado en el olvido que se adueñó de él. Borges aseguró que el olvido no existe más allá de la palabra que nombra un vacío.

En un vacío mental vivía García Márquez cuando una investigación de libreros probó que el escritor más vendido era una escritora: J.K. Rowling, la creadora de Harry Potter, el segundo,  es Dan Brown, autor del Código Da Vinci, y el tercero, nuestro premio nobel.
En El amor en los tiempos del cólera, el autor, siempre opositor a cualquier gobierno colombianos, por primera vez en sus novelas y cuentos, hace hablar a un ciudadano que no es radical u opositor de cualquiera de las instituciones, y pone en boca de un personaje:
-  La guerra está en el monte. Desde que yo uso la razón, en las ciudades no nos matan con tiros sino con decretos…
Aló, aló presidente Santos, aló, ¿me lee?



Cortázar dijo que en el cuento se gana por nocaut y en la novela por decisión, la cuestión es de números de rounds… ¿Aguantaremos los colombianos hasta el último asalto?  Por si acaso,  yo me fundí en un personaje que ya tengo escrito, por si acaso ni razono que  empecé  a sonreír bonachonamente como resultado de que olvidé hasta que ya había olvidado…                             

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