Periodismo impreso tambalea.Samaria Márquez Jaramillo
El periodismo impreso se encuentra en un momento en el que su
hegemonía como medio imperativo de las noticias está tambaleando, empujado por
la tecnología, por los nuevos competidores y en mayor número y ventajas, por
los blogs que armados con herramientas
de edición web, fácil de usar, está aventajando largamente la eficiencia de los
diarios impresos.
Conexiones permanentes y
dispositivos móviles cada vez más potentes, y sobre todo, los lectores en línea,
le arrebataron la supremacía a la información
escrita tradicional porque los blogs tiene como canal de distribución el que es
inmediato: el Internet, en el que los ciudadanos
acuden a medios de comunicación interpersonales,
como los correos electrónicos, los foros o los blogs, que son publicaciones en la web en
las que, de manera cronológica, pero sin periodicidad establecida, el autor o
los autores publican comentarios, notas o artículos.
Estos textos, conocidos como posts
en la jerga de los blogueros,
suelen incluir enlaces, y también. eventualmente imágenes y otros contenidos multimedia.
Asimismo, es frecuente que ofrezcan espacios para el comentario, donde los
lectores puedan expresar libremente sus opiniones y observaciones acerca de
cada una de las notas.
Si bien no hay consenso en cuál fue
el primero, entre 1993 y 1994 se reportan las primeras manifestaciones de weblogs,
aunque el término no es acuñado sino hasta 1997 por Jorn Barger.
Me dediqué, en serio, a integrarme a
la blogosfera, hace menos de un mes. Los primeros días tuve 10 u once lectores.
Fui aumentando exponencialmente y ahora tengo alrededor de 270 entradas
diariamente, de diferentes países y,
lógico, más de la mitad de ellos desde Colombia.
Entiendo el humano afán por
nombrarlo todo, por categorizar, por convertir sensaciones, emociones o ideas
en conceptos y palabras. Lo padezco, pero recientemente se ha ido mermando en
mí este afán pues no pretendo entender el cosmos ni la existencia, sino
sentirme viva e inmersa de manera activa en mi propia vida, sin mitos exógenos,
porque, a su vez, las tecnologías no sólo no lograron desterrar los mitos de la
humanidad sino que, por el contrario, están aportando nuevas alegorías de la
cultura tecnológica, dando lugar a una variedad de tecnomitos: el del hombre
tecnológico y su rechazo del cuerpo en pos de habitar el espacio virtual, el de
la metamorfosis tendiente al hombre-máquina, el del hombre como herramienta de
la tecnología, vale decir, el hombre convertido en la herramienta de su propia
herramienta.
No es mi intención sumirme en una discusión de filosofía de
la tecnología, o escribir sobre los tecnomitos. Ese oficio se lo dejo a los
que, a
la par del soberbio desarrollo tecnológico, crean otro
género de relatos y narraciones míticas, disfrazados con los ropajes de las
nuevas alegorías de la cultura tecnológica. Tampoco me importa la obsesión de la juventud por convertirse en
máquina, en imitación a la nueva estirpe de monstruos, como Terminator y
Robocop. Solo me interesa escribir y que me lean, sin fijarme temas cliché y
que día a día continúe creciendo mi audiencia en la web.
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