PRÓLOGO de la novela LOS NIETOS DEL EXILIO
novela que será presentada el jueves en ceremonia organizada por los libreros de Armenia y que se cumplirá en el pasaje del Arte, calle 20 Nro 15-25 . El viernes 22 de abril, a las 7 de la noche, la Alcaldía de La Tebaida, en un evento social y cultural hará la presentación oficial de los Nietos del Exilio, en la Casa de La Cultura de ese municipio.Esta novela está circulando en los países de habla hispana, editada y comercializada por Ediciones Áltera, Sello Lácre, colección Maestros de la Novela Histórica.
No es novedoso enunciar derrumbamientos.
Perpetuamente la humanidad hablará de años de cambio. Los colosos, que todos
están erigidos sobre grietas, en el tiempo de los tiempos siempre perderán las
guerras de civilizaciones, proporcionarán argumentos para escribir novelas
históricas y el pretérito no dejará de cimbrarse. La Guerra Civil Española
permite que mi imaginación vaya más allá de tal como sucedieron las cosas. Con
mirada de novelista veo de otra manera, construyo un pasado diferente, afín con
la Literatura, y reproduzco un mismo suceso. Pretendo que quien me lea logre
estar al tanto de lo que ocurre, calladamente, en el interior de Los Nietos del
Exilio, recuento surgido del apareamiento con Por obra de las Palabras. No busco reivindicaciones. Mi escribir
será la transcripción de un pugilato entre lo histórico y lo ficcional. ¿Cuál
el legítimo? No es primordial averiguarlo. Al fin y al cabo, el pasado novelado
depende de las ideas del autor que intenta litigar contra el olvido.
En mis novelas soy reiterativa con respecto a La
Tebaida, mi pueblo, porque de sus entresijos surgí yo y a mi origen rindo
tributo: Es verdad, mi ascendencia es mucho más que «ese viejo terco y
poblador», que ante su fracaso intelectual de arriero, a punto de verraquera
dejó testimoniado que, más allá de sus sueños de grandeza grecoquindiana,
legaba a sus descendientes el espíritu invicto de Tebas, la ciudad que dio
nombre a ese pedazo de tierra, desbrozada por manos honradas, que amo.
Reconozco que aún para narrar lo registrado en la memoria,
las palabras tienen silencios significativos, olvidos deliberados y recuentos
manipuladores, porque «en toda circunstancia de la vida, el protagonista es el lenguaje. Esa es una enseñanza de mi esposo, Ramón Casalé i Arán, catalán que
padeció en su infancia, en Barcelona, la represión franquista y a quien dedico
esta novela que, igualmente, ofrendo a la memoria de José Jaramillo Vallejo,
quien en mi primera infancia, en ese tiempo que añoro, con sus narraciones, su
ejemplo de creador de progreso y de hacedor de bienestar humano, me enseñó que
el mañana no llega cuando termina la inminente noche sino cuando la sociedad
viva auroras de cambio, en términos sociales, políticos y económicos. Ese
amanecer humano es, también, propósito de los descendientes de quien fuera no
solo creador de progreso sino una mano amiga, extendida con sinceridad.
Samaria Márquez Jaramillo
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