miércoles, 6 de abril de 2016

El chauvinismo debe ser erradicado del Quindío y exorcizados los narcisistas

El chauvinismo  debe ser erradicado del Quindío y exorcizados los narcisistas


Samaria Márquez Jaramillo   

La paranoia invadió  a quienes la ceguera circundante convirtió en videntes tuertos.


Una región es un término geográfico usado con una gran gama de significados. Es una entidad política, con fronteras y principio y fin de sus linderos. Es un  territorio que constituye una unidad homogénea en un determinado aspecto por circunstancias históricas, políticas, geográficas, climáticas, culturales, lingüísticas o de otro tipo.
El regionalismo   es una ideología, un sentimiento que acepta la existencia de la nación como división política superior, pero pretende la defensa específica de una de las partes integrantes del país. Aquella a la que dirige sus intenciones de individualismo sectorial.
Regionalista es  quien pretende que el  gobierno nacional   considere  el modo de ser y las aspiraciones propias de cada región, como una idiosincrasia respetable y sean tenidas en cuenta,  en las consideraciones previas a las tomas de decisiones que inciden en la forma económica, política, social y humana que se viven, singularmente, en cada espacio geográfico de una nación.
También existe un sentimiento, ya dañino, que demuestra un regionalismo, a ultranza, convertido en chauvinismo.
El  chauvinismo, mejor dicho el patrioterismo,   es la convicción narcisista , devenida a conductora  de la comunidad formada por los coterráneos.  Es la paranoia que invade al que, o a quienes,  la ceguera circundante convirtió en videntes tuertos. Nada hace más daño a un espacio urbano, que un periofoneador desfasado en sus enunciados cuando propaga, desde la egolatría, que “porque lo digo yo, no es retórica  sino argumentos  llenos de análisis serios”.
Desde su creación legal como departamento el Quindío sufre las desproporciones, casi falacias, de los que exacerbaron  los sentimientos  para luego pescar en rio revuelto. Ejemplo: El primer error, tildar al Quindío  de joven, rico y poderoso, cuando legalmente no existía la autonomía administrativa, el gobernador era una ficha política del Presidente de la república y las partidas disponibles propias,  se recibían, en mayor número, de  la lotería.
Y surgieron los que hablaban más, no los que tenían mayores conocimientos de economía y administración pública, los mismos que radicalizaron la cultura dentro de los niveles de ellos,   los que, cuando presienten un mayor número de conocimientos en alguien, lo ridiculizan, vetan, minimizan y hasta lo envilecen, porque saben que no resisten ni la más mínima comparación.
De esos, de ellos, es que el Quindío tiene que liberarse y luego exorcizarlos. Ya no somos una aldea de incultos. El Quindío tiene intelectuales, cultores, gestores y nuevos políticos que pueden tomar el timón  y darle ese giro de 180 grados que colocará nuestro recorrido en un buen camino, bordeado de menos variopintas que maniobraron para someter bajo sus sueños de grandeza al progreso y para ello agitaron conciencias, movieron montañas, prohijaron los intereses personales y lograron eclipsar la luz del conocimiento que hubiese logrado otros resultados y no fuera el Quindío un sinfín de situaciones mediocres y una región conformada por  posibilidades que no merece.
Aclaración necesaria: Lo del verde regado debajo del texto anterior, simboliza mi esperanza, igualmente extendida en todo lo que me constituye:Vendrán tiempos mejores …


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