Quindío ignora si recibirá progreso y buen manejo o caos y desgobierno.
Samaria Márquez Jaramillo
A pesar de
que suscita críticas, el uso de animales en laboratorios para realizar
experimentos sigue siendo un hecho. Pese a que al enunciar al sujeto de una
situación experimental se le diga conejillo de indias, la verdad es que los
laboratorios ensayan, mayormente, con ratas porque, y esa circunstancia nos
bajará los humos de raza animal privilegiada, los humanos compartimos con las
ratas el 99% de los genes. Ambos somos genéticamente idénticos, en
un 99 por ciento. Sorprendentemente, las diferencias biológicas básicas se
limitan a 300 genes que serían exclusivos de cada especie. El
genoma humano comprende 2.900 millones de unidades de ADN, mientras que el ratón mide 2.500
millones de unidades del ADN y ambos, seres humanos y ratones poseen 30.000
genes y NO compartimos sólo el 1% de
estos genes. Entre el ratón y el ser humano son espectaculares las similitudes
genéticas que ocasionan sorprendentes
semejanzas en los sistemas orgánicos, las funciones fisiológicas, la
reproducción, el comportamiento y las enfermedades. Explicado por qué estudian las
reacciones y padecimientos humanos en trabajos de laboratorio con ratas, hablaré
de lo dañino que es tener un dirigente no previsible.
Tres grupos de ciudadanos, de
diferentes regiones, se sometieron a
igual número de experimentos, para medir
la seguridad emocional poblacional. El primer grupo comprobó que su administrador
gubernamental tiene una estructura
administrativa acorde con las expectativas tenidas por sus electores y ejecuta un proceso metodológico de acciones administrativas
coherentes con la situación real, no populista, y por ello llevará a sus
conciudadanos por rutas alejadas de las improvisaciones. Este grupo no
se perdió en especulaciones, críticas o desconcierto, y no hizo más difícil el
oficio de gobernar. Poseía elementos de
confiabilidad y reclamaba menos dejando
más a su mandatario con manos libres para actuar y ejecutar su plan de gobierno, que lleva a la
práctica con decisión y no mediante
error-corrección.
El segundo grupo
se encontró con una fuerte injerencia de grupos de poder en la administración
pública y le surgieron dudas sobre si los
funcionarios públicos recibían salarios u honorarios acordes a las
responsabilidades y funciones que realizan y empezaron a dudar sobre si las decisiones oficiales los beneficiaban o
perjudicaban porque no eran aplicables a la idiosincrasia y situación cultural
o económica del sector gobernado. Entonces, se sintieron burlados en su confianza.
El
tercer grupo, considerado inocuo y que no
se tuvo en cuenta, se llenó de inquietud
porque no observaba hechos claros y definidos que le hicieran
prever si recibiría progreso y buen manejo o caos y desgobierno y se replegó
dentro de actitud perjudiciales.
El experimento me
recordó un estudio en el que se les daban descargas
eléctricas a ratas. El primer grupo oía un timbre que anunciaba cada descarga;
el segundo, recibía descargas sin aviso y el tercero estuvo en la jaula todo el
tiempo y no entendió porqué o para qué estaba allí, pues no fue tenido en cuenta.
Al primer grupo de ratas le fue más o menos
bien. El segundo, que no podía prever cuándo venían las descargas, empezó a
sufrir de úlceras estomacales .El tercero, primero fue iconoclasta y luego
empezó a pelearse entre sí. Terminó realizando unas veces simbiosis y otra autofagia…
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