viernes, 1 de abril de 2016

EL OFICIO DE LA IMAGINACIÓN ES DESBRUJAR IMPOSIBLES


El oficio de la imaginación es desbrujar imposibles.
Samaria Márquez Jaramillo
En momentos de Crisis, sólo la imaginación es más importante que el conocimiento” Albert Einstein


En una comarca hermosa, verde, atravesada por musicales corrientes de agua, habitada por un pueblo trabajador y creador a diario de esperanzas, donde la gente cree en el poder constructor del positivismo pero no es  tan boba como para atar perros con longanizas, no puede estar el futuro familiar radicado en los sueños migratorios de los jóvenes. Debe estar fundado en un sistema de responsabilidad colectiva.
En este Quindío, terruño donde transcurren los hechos que relato en esta nota, la  que intento no se convierta  en  un alegato político y en ella elaboro  un álbum de estampas de una época en movimiento, resalto la influencia de lo imprevisto de las transformaciones sociales pues en la historia del hoy se encontrará, mañana, tanto excepciones como reglas.
Resulta que en esta envidiable tierra la excepción es que los recientemente graduados en una universidad, estén desempeñando cargos acordes con sus conocimientos y que los indemnice de tantos esfuerzos y sacrificio hechos por más de 5 años, sin pesos para el bus y sin almorzar. La regla es encontrar muchachos sentados alrededor del parque Sucre, espantando palomas y, tal vez, pensando en que fueron injustos y crueles los que les inculcaron que “estudia y no será cuando crecido un vago habitante de los parques…”


Por  la avenida peatonal llamada de cielos abiertos, y para muchos denominada el “tontodromo”, me encuentro con personas que me preguntan porque escribo o dejo de hacerlo por temporadas y porque ¡nunca!, he aspirado a cargos políticos. Mi respuesta siempre es la misma: El arte del novelista consiste en darle verdad a la ficción. El político ofrece la ficción como verdad, pero, de igual manera, es sujeto de cortinas de humo que le impiden ver la realidad de su entorno, próximo a la debacle. Y recalco que  mal hace a su gobernante el que le miente por ensalzarlo, complacerlo o manipularlo.
Hum… antes de hacer un panfleto les transcribiré unos chistes con los que una amiga  me hizo reír:
Un inexperto en eso que ahora llaman lobby, llega al edificio de la gobernación del Quindío, saluda a la recepcionista y le dice:
-Vengo a gestionar  un formulario para solicitar el cargo de gobernador de este  departamento.  ¿Cuáles son los requisitos?
- ¿Está usted loco?  ¿No tiene ni idea de procesos políticos? ¿Es iluso?  ¿Lo trajo alguien con falsas promesas hasta acá? ¿Se siente tan seguro como para creer que todos los males sociales se curan con salivita en ayunas?’ -le responde, alterada la  funcionaria.
- ¡Huy no me dé ningún pinche papel! ¡Con tantos requisitos mejor busco otro empleo!- dice el solicitante, antes de salir más rápido de lo que entrara.



Al párroco le estaban haciendo su cena de despedida por 25 años de trabajo en una Parroquia. Un político miembro de la comunidad fue invitado para dar un breve discurso. Como el político tardaba en llegar, el sacerdote decidió decir unas palabras el mismo para llenar el tiempo: 
- Mi primera impresión de la Parroquia, la tuve con la primera confesión que me tocó escuchar. Pensé que me había enviado el Obispo a un lugar terrible, ya que la primera persona que se confesó me dijo que había robado un televisor, que había robado dinero a sus padres, había robado también en la empresa donde trabajaba, además de tener aventuras con la esposa de su jefe. También en ocasiones se dedicaba al tráfico y a la venta de drogas. 
El Padre continuaba: 
- Me quedé asombrado, asustadísimo. Pero cuando transcurrió un tiempo, fui conociendo más gente y vi que no eran todos así, vi una parroquia llena de gente responsable, con valores, comprometida con su fe. Y así he vivido los 25 años más maravillosos de mi sacerdocio.
Justamente en este momento llego el político, por lo que se le dio la palabra. Por supuesto, pidió disculpas por llegar tarde y empezó a hablar diciendo: 
- Nunca voy a olvidar el primer día que llego el padre a nuestra parroquia. De hecho, tuve el honor de ser el primero que se confesó con él.



San Pedro le pregunta a un frustrado aspirante a cargo público por elección democrática.
- ¿Nombre?
- Leonardo Di Caprio,
San Pedro lo mira incrédulo y le vuelve a preguntar su nombre.
- Leonardo Di Caprio, insiste el fallido candidato
San Pedro toma el teléfono y, confundido, llama a Dios:
- Oiga Jefe, sáqueme de una duda: El Titanic, ¿se hundió o se quemó?












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