El oficio de la imaginación es desbrujar
imposibles.
Samaria Márquez Jaramillo
“En
momentos de Crisis, sólo la imaginación es más importante que el conocimiento” Albert
Einstein
En una comarca hermosa, verde,
atravesada por musicales corrientes de agua, habitada por un pueblo trabajador
y creador a diario de esperanzas, donde la gente cree en el poder constructor
del positivismo pero no es tan boba como
para atar perros con longanizas, no puede estar el futuro familiar radicado en
los sueños migratorios de los jóvenes. Debe estar fundado en un sistema de
responsabilidad colectiva.
En este Quindío, terruño donde
transcurren los hechos que relato en esta nota, la que intento no se convierta en un
alegato político y en ella elaboro un álbum
de estampas de una época en movimiento, resalto la influencia de lo imprevisto de las transformaciones sociales pues en la historia del hoy se encontrará,
mañana, tanto excepciones como reglas.
Resulta que en esta envidiable tierra
la excepción es que los recientemente graduados en una universidad, estén
desempeñando cargos acordes con sus conocimientos y que los indemnice de tantos
esfuerzos y sacrificio hechos por más de 5 años, sin pesos para el bus y sin
almorzar. La regla es encontrar muchachos sentados alrededor del parque Sucre,
espantando palomas y, tal vez, pensando en que fueron injustos y crueles los
que les inculcaron que “estudia y no será cuando crecido un vago habitante de
los parques…”
Por la avenida peatonal llamada
de cielos abiertos, y para muchos denominada el “tontodromo”, me encuentro con
personas que me preguntan porque escribo o dejo de hacerlo por temporadas y
porque ¡nunca!, he aspirado a cargos políticos. Mi respuesta siempre es la
misma: El arte del novelista consiste en darle verdad a la ficción. El político
ofrece la ficción como verdad, pero, de igual manera, es sujeto de cortinas de
humo que le impiden ver la realidad de su entorno, próximo a la debacle. Y recalco
que mal hace a su gobernante el que le
miente por ensalzarlo, complacerlo o manipularlo.
Hum… antes de hacer un panfleto les
transcribiré unos chistes con los que una amiga me hizo reír:
Un inexperto en eso que ahora llaman
lobby, llega al edificio de la gobernación del Quindío, saluda a la recepcionista
y le dice:
-Vengo a gestionar un formulario para solicitar el cargo de
gobernador de este departamento. ¿Cuáles son los requisitos?
- ¿Está usted loco? ¿No tiene ni idea de procesos políticos? ¿Es
iluso? ¿Lo trajo alguien con falsas
promesas hasta acá? ¿Se siente tan seguro como para creer que todos los males
sociales se curan con salivita en ayunas?’ -le responde, alterada la funcionaria.
- ¡Huy no me dé ningún pinche papel! ¡Con tantos
requisitos mejor busco otro empleo!- dice el solicitante, antes de salir más rápido
de lo que entrara.
Al párroco le estaban haciendo su cena de despedida
por 25 años de trabajo en una Parroquia. Un político miembro de la comunidad
fue invitado para dar un breve discurso. Como el político tardaba en llegar, el
sacerdote decidió decir unas palabras el mismo para llenar el tiempo:
- Mi primera
impresión de la Parroquia, la tuve con la primera confesión que me tocó
escuchar. Pensé que me había enviado el Obispo a un lugar terrible, ya que la
primera persona que se confesó me dijo que había robado un televisor, que había
robado dinero a sus padres, había robado también en la empresa donde trabajaba,
además de tener aventuras con la esposa de su jefe. También en ocasiones se
dedicaba al tráfico y a la venta de drogas.
El Padre
continuaba:
- Me quedé
asombrado, asustadísimo. Pero cuando transcurrió un tiempo, fui conociendo más
gente y vi que no eran todos así, vi una parroquia llena de gente responsable,
con valores, comprometida con su fe. Y así he vivido los 25 años más
maravillosos de mi sacerdocio.
Justamente en este momento llego el político, por lo que se le dio la palabra. Por supuesto, pidió disculpas por llegar tarde y empezó a hablar diciendo:
- Nunca voy a olvidar el primer día que llego el padre a nuestra parroquia. De hecho, tuve el honor de ser el primero que se confesó con él.
Justamente en este momento llego el político, por lo que se le dio la palabra. Por supuesto, pidió disculpas por llegar tarde y empezó a hablar diciendo:
- Nunca voy a olvidar el primer día que llego el padre a nuestra parroquia. De hecho, tuve el honor de ser el primero que se confesó con él.
San Pedro le
pregunta a un frustrado aspirante a cargo público por elección democrática.
- ¿Nombre?
- Leonardo Di Caprio,
San Pedro lo mira incrédulo y le vuelve a preguntar su nombre.
- Leonardo Di Caprio, insiste el fallido candidato
San Pedro toma el teléfono y, confundido, llama a Dios:
- Oiga Jefe, sáqueme de una duda: El Titanic, ¿se hundió o se quemó?
- ¿Nombre?
- Leonardo Di Caprio,
San Pedro lo mira incrédulo y le vuelve a preguntar su nombre.
- Leonardo Di Caprio, insiste el fallido candidato
San Pedro toma el teléfono y, confundido, llama a Dios:
- Oiga Jefe, sáqueme de una duda: El Titanic, ¿se hundió o se quemó?
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