Antonio Beltrán, el Esquinazau, coronel miliciano, tercero de izquierda a derecha y héroe de la novela Los Nietos del Exilio
español en Colombia
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ASOCIACIÓN ESPAÑOLA
NIETOS DE EXILIADOS
Antonio Beltrán, el Esquinazau en serie de estampillas en su honor
Samaria Márquez
Jaramillo, en la novela histórica Los Nietos del Exilio, enfatiza lo mismo ya dicho, visto y sentido por los
ibéricos pero percibido y padecido por
mujeres colombianas , desde su entorno
allende el mar Mediterráneo o Los Pirineos catalanes. Mujeres en las que aún no se cierran las heridas
del exilio republicano iniciado
lejos, en tiempo y espacio pero que determina el hoy y aquí de las
protagonistas de en exilio español,
vivido a la colombiana y narrado de forma bien concebida por una quindiana, de tierra hermosa y destino turístico, que
desde su entorno agrícola y regional se atrevió a contarnos a los españoles
cómo fue el exilio de algunos de nuestros compatriotas asentados en Colombia, país descrito y escrito en ciento cincuenta y una páginas de la novela referida.
Las novelas históricas,
fundamentalmente eran un género inclinado frente a los estilos de
tipo político, militar o religioso,
pleno de traiciones, crímenes y sexualidad
atrofiada o súper exaltada, proclive a destacar
figuras individuales, reyes, héroes, monjes y caudillos, especializados
en manejo de armas, sean ellas veneno o espadas.
Luego de una
saturación viene lo contrario a intentar cambiar el panorama. Es así como
hicieron su aparición las meta novelas históricas sociales, que narran las vivencias humanas del individuo o los individuos, vistos en roles familiares.
Por lo tanto, erigen en sujetos de la historia a los individuos que conforman la sociedad y hacen a un lado a la sociedad,
vista como un todo.
Desde finales
del siglo XX, con afirmación en el siglo
XXI, mediante los intentos de radicar
como sujeto de la historia no los hechos
sino la intimidad de los protagonistas de los hechos, fueron superados el materialismo histórico de origen marxista y el emanado desde distintas escuelas de historiadores. Y es, en ese
entonces, cuando se multiplican los lectores de novelas históricas familiares , íntimamente ligadas al sentir de los protagonistas, con precisas fronteras, dibujadas por las
miradas personales.
La Guerra Republicana
tiene fechas inviolables, hechos
inmodificables y personajes reconocidos.
La nueva novela histórica social
toma esas circunstancias, muy
conocidas e inmodificables (porque si se violaran se perdería el
subtítulo de históricas) y hace con ella una novela, con protagonistas, lugares,
incidencias y angustias, singulares .
Los Nietos del
Exilio se refiere a una familia, los Corona, y a unas traumáticas
circunstancias emanadas del exilio y encaradas
por mujeres de tres generaciones.
No intenta la novela hablar de la Guerra
porque esa historia bien o mal contada es ya historia conocida. Se circunscribe
a un deber: Mirar con ojos de mujer y
con palabras de mujer y vivencias femeninas transmitir lo que antes se ha dicho sin que
esa trasmisión de hechos sea una copia pues son otros los acontecimientos
dentro de unas iguales circunstancias y diferente el amor, pero amor , al fin y al cabo, aunque no cumplido sino idealizado por quien empieza, ahora, a ser un héroe: Antonio Beltrán, el Esquinazau.
El trato que se le da a la historia, de amor sin amor, y de historia con historia tratada en forma diferente, nos hace dejar constancia de que, a nuestro parecer, las dos escritoras de habla hispana más acertadas dentro de ese estilo son:
Carmen Martin Gaite, en España, y en América Latina Samaria Márquez Jaramillo. Ambas, desde sus perspectivas implantan
la significación humana, la vivencia familiar, en sus novelas
históricas, constituidas en recuento ficcional familiar.
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