Y ahora, ¿qué fecha esperamos?
Samaria Márquez Jaramillo
¡Cumplimos, nunca hablamos de paz sino de pactos...!
“Ay ayayay, canta y no llores,
porque cantando se alegran cielito lindo los corazones…”
A continuación y dedicado al
señor presidente de Colombia, Juan Manuel Santos cantaré, abusando del original de Héctor Lavoe, la canción Plazos Traicioneros:
Cada vez
que te digo lo que siento
tu siempre me respondes de este modo
deja ver, deja ver
si mañana puede ser lo que tú quieres.
Pero así van pasando las semanas
pasando sin lograr lo que yo quiero,
si tu Dios es mi Dios
para qué son esos plazos traicioneros.
Traicioneros porque me condenan
y me llenan de desesperación
yo no sé, si me dices mañana
porque otro probará tu sinrazón.
Si tu Dios es mi Dios
para qué son esos plazos traicioneros.
tu siempre me respondes de este modo
deja ver, deja ver
si mañana puede ser lo que tú quieres.
Pero así van pasando las semanas
pasando sin lograr lo que yo quiero,
si tu Dios es mi Dios
para qué son esos plazos traicioneros.
Traicioneros porque me condenan
y me llenan de desesperación
yo no sé, si me dices mañana
porque otro probará tu sinrazón.
Si tu Dios es mi Dios
para qué son esos plazos traicioneros.
La llamada Paz negociada en la
Habana, se convirtió en una utopía: Su figura, de cartón piedra, atraviesa la
zona próxima al ámbito del desencanto.
Todo lo hecho al respecto se convierte en apología del desengaño.
Escribo en los anteriores
términos, casi amargos, porque tengo la certeza de que los colombianos vivimos
en el país de las maravillas... pero sólo mediante sueños de locos. La realidad
es desestabilizadora. ¡Qué horror!
"Hay días que somos tan
lúgubres, tan lúgubres..."
Por mucho que quiera hablar de
desespero, angustia y miedo, me quedo sólo en palabras, todas ellas
sustantivos.
Detengo un poco el oficio de
digitar este texto y reflexiono: ¿Tendrá validez, será totalmente idóneo el
lenguaje en su misión de retratar el fiasco
colombiano?
De Estados Unidos, el altar de las opiniones venales, llegan noticias atenuadas por muelles
sistemas de suspensión: Quizá, tal vez, puede que sí, y por el cambio de
denominación: Ahora se trata de que estamos en Guerra Civil.
Mientras tanto el gasto militar, que
espera cambiar de rubro y dedicar esas sumas a la educación, cruza los dedos
para que la salida del monte de las
huestes de Timochenko no sea hacia el Capitolio, convertidos algunos de sus
integrantes en padres de la Patria.
Presiento que el abarrotamiento en
las cárceles será la disculpa: “En los penales no hay cama para tanta gente, descarguemoslos,
adicionadas todas las prerrogativas del cargo, en las sillas del Senado y de la
Cámara y los que no alcancen puestos legislativos, entonces pensionémoslos con
altos rangos militares…”
A la par, en el ELN, sonríen maquiavélicamente:Recibirán
sin pedir y ganarán sin apostar…
Y del señor presidente de Colombia
¿qué decir?: Recordemos una de tantas veces que sacó de su chistera un elemento
distractor: " Nos acercamos –como nunca antes– hacia el silencio de los
fusiles y avanzamos cada vez más hacia la reconciliación entre colombianos
–entre hijos de una misma nación. Y en ese camino debemos siempre recordar a
las víctimas del conflicto, a aquellas a las que de tantas formas les han
violado sus derechos humanos. Por su dolor, por lo que han sufrido, por los
horrores que han conocido, debemos persistir en esta búsqueda de la paz y
evitar –sobre todo– que nuevas víctimas sufran las atrocidades de la guerra. Alcanzar
una Colombia en paz será la mejor garantía de un respeto básico de los derechos
humanos, no hay nada más que y a la vez permitirá encausar mejor nuestros
esfuerzos para velar por la máxima realización de todos los derechos”.
¡Bravo! Al final un tema grato. ¡Qué
bien! ¡Aplausos! ¡Viva Colombia el país de las maravillas mentidas! Lo demás es
“Oh, gloria inmarcesible, oh júbilo inmortal…” La paz santista,
que, todo parece indicarlo, entregaba el país, con fiscal y fuerzas armadas incluidas y hasta con el
Procurador inmiscuido, no pudo ser, esta vez. ¡Viva la aguantadora e ingenua esperanza de los colombianos!
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