Los sepultureros del porvenir banalizan la cultura
Samaria Márquez Jaramillo
El tránsito del Quindío pueblerino, guiado por
gamonales, al Quindío con dirigentes gubernamentales y pensamiento democrático,
está lleno de injusticias, sacrificios, traiciones y egoísmo de parte de quienes
no rajan ni prestan el hacha y dejan acéfalos a quienes tienen cerebro
dinámico. Para muchos es ulcerante y desquiciante (ante…) conciliar
sus actos, aptitudes y actos, totalmente
reaccionarios, en los que sienten, que se les está mermando el poder y que las confrontaciones
ya no son de roscas sino de mentes. A esos, los importantes al estilo antiguo y
dejados del conocimiento actual, les cuesta reconocer que hace ya rato los dejó
el tren, mientras hablaban de civismo modelo principio del siglo XX, ahora
enteramente anacrónico, puesto que el tiempo
donde nacieron, crecieron, gozaron de privilegios y al que estancaron, tiene
que ser reemplazado por una época acorde con la que vive ahora la humanidad.
El temor a
los cambios que se presentan, aún sobrepasando las talanqueras puestas por los dirigentes
de antes, que no quieren soltar el bastón de mando, no sirve cuando se trata de
abrir el paso a una situación de cambio de paradigmas. Entonces sobrevienen las reacciones que amarran a los que ya entendieron que el accionar
ciudadano no puede ser igual a un cuadro bucólico. Mientras tanto, los que,
como yo, requerimos el cambio, padecemos
la angustia que produce la desesperanza y el derrumbamiento, mal intencionado, de espacios para edificar la
ilusión que presiente las nuevas tendencias tecno-científicas, culturales,
estéticas, políticas y económicas .
El gran problema es saber dónde, cómo y de qué
forma se transformarán nuestras sensibilidades, gustos y costumbres. Es ante
todo un proceso cultural, un asunto al cual debemos asistir sin
trauma ni horror de vacío. La amenaza se acrecienta como algo normal; como un
caos que fragmenta lo que se suponía incorruptible. Las cualidades de lo que
llamamos humano hoy avanzan hacia otros horizontes, a otras formas de sentir,
percibir, y expresar los deseos del Ser.
Nada está exento de ser tocado y transformado por
las tendencias que han ido apareciendo en los últimos años: La economía global
y transnacional, las nuevas tecno-virtualidades, el agotamiento de los
"mitos", la devaluación de las
individualizaciones banales, ¿Qué actitudes debemos sacar adelante? Será de
mucha utilidad ser vigías y defendernos de
los enterradores de lo por venir.
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